La violencia en el Perú, según Donald Trump

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Paisana, paisano, recientemente el presidente Donald Trump, haciendo eco de lo que se dice aquí, mencionó a Lima como una de las ciudades más peligrosas del continente, comparándola con Bogotá, Ciudad de México y con Washington, D.C.Esa comparación no solo es equivocada, sino también dañina para nuestra imagen, pues ahuyenta inversiones, desalienta el turismo y agrava nuestros problemas con el mundo. Miremos los datos, extrapolando cifras del SINADEF recientes, Lima podría tener cerca de ocho muertes violentas por cada 100 000 habitantes, mientras que Washington, D.C., según datos del Rochester Institute of Technology, tiene 27. Escuche bien, 27 muertes violentas por cada 100 000; es decir, 300% más violencia que nuestra capital.No es una cifra antigua ni exagerada. Basta recorrer los barrios detrás del Capitolio. Sí, detrás del Congreso norteamericano para comprobar que la inseguridad allí es grande y cotidiana. La capital de los Estados Unidos, paisana, paisano, es una ciudad mucho, mucho más peligrosa que la capital del Perú.La delincuencia en el Perú ha crecido y todos la sentimos. Pero magnificar su dimensión puede ser tan peligroso como ignorarla. Cuando una sociedad se deja dominar por el miedo, acepta medidas autoritarias, cede derechos ciudadanos, autoriza gastos sin los controles adecuados y desvía recursos que se necesitan para enfrentar otros graves problemas.

Hacerlo es injusto con los niños que sufren de anemia, con los mayores a los que les faltan medicinas y con los pueblos que necesitan agua potable. Por cierto, nuestros estudios muestran que la inseguridad es la preocupación número uno en Lima y en la costa norte. Pero en la sierra y en la selva, lo más apremiante es la falta de trabajo y de servicios. No todos sienten igual. Sé bien que decir esto resulta incómodo, porque va contra lo que todos comentan. Pero un país no se mejora con alarmismo, sino con información seria y serenidad.Por eso, le sugiero amablemente a usted, paisana a paisano, buscar los datos reales sobre los niveles de violencia y sobre delincuencia en otros países y compararlos con lo que se nos infunde aquí. Actúe como ese médico responsable que escucha al paciente quejarse de fiebre, pero le toma la temperatura antes de recetarle algo. Si usted compara datos, paisana y paisano, verá que evitar que el miedo se convierta en una neurosis colectiva es una tarea tan urgente como combatir el delito mismo.Seguramente tendrá a muchas personas dándole la contra, pero la historia del mundo demuestra que a veces la opinión mayoritaria no es la correcta. A Galileo casi lo matan por decir que la tierra giraba alrededor del sol. No deje usted, paisana y paisano, que la desesperación nos haga desperdiciar recursos valiosos, apoyar a quienes usan el miedo para sus intereses políticos o económicos o genere comentarios equivocados, como el del presidente Trump.