Formalidad: importancia en el crecimiento del país

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A favor de la formalidad. Aunque se habla mucho de los problemas de la informalidad, quizás sea más importante darle una mirada positiva a la formalidad para apoyarla, para protegerla y hacerla más atractiva y creciente.¿Proteger a los formales? ¿Para qué? Diría usted, paisano, paisana. Porque si bien la informalidad permite sobrevivir a millones de personas, es claro que la formalidad es la que aporta la estabilidad a la sociedad. Así deberían verlo, por ejemplo, los funcionarios municipales, de las empresas públicas o del fisco, que hoy controlan mucho a la minoría de empresas que son formales, pues no pueden acceder a las informales, que según el Ministerio de la Producción son más del 80 % del tejido empresarial.Sin duda deben controlarlas, pero más que solo castigarlas, les conviene ayudarlas a superar sus problemas. Lo sabe usted, paisano, al que le cerraron su restaurante porque un revisor encontró una irregularidad que se resolvía en horas, pero solo pudo abrirlo luego de una semana de trámites burocráticos.De hecho, los funcionarios honestos deben ver que sus colegas que extorsionan o maltratan a los formales atentan contra el puesto de trabajo de todos, pues son ellos los que pagan el sueldo que todos ustedes reciben. ¿Y a los informales les debería interesar defender a los formales? Sí pues, siendo prácticos, porque si en la calle donde ellos se ubican no hubiera establecimientos formales, no vendría el público al que todos le venden.

Más allá de eso, porque ser informal no es un objetivo de las familias que sobreviven así. Porque usted, paisana, que tiene su kiosco de golosinas y sueña con algún día tener su minimarket con todas las reglas y autorizaciones, no podrá tenerlo si no apoya a esa formalidad que usted desea.Y a todos los ciudadanos y consumidores nos interesa que los formales existan y crezcan, porque de manera general su funcionamiento nos da mucho más seguridad de calidad y servicio. Porque, por ejemplo, el vendedor formal de ropa tiene más garantía que el ambulante, que podría estar hoy, pero no mañana en el lugar. Y el restaurante legal es más seguro que el puesto de comidas, que no tiene octógonos ni controles sanitarios.Y debemos defenderlos porque, por encima de todo, son ellos los que pagan los impuestos con los cuales los gobiernos construyen colegios, hospitales o carreteras. ¿Cómo cree usted entonces, paisana, paisano, que los ciudadanos podemos apoyar mejor el crecimiento de la formalidad en el país?